Análisis Económico del Derecho
16 de octubre de 2024
El premio Nobel de economía 2024: su relación con el Análisis Económico del Derecho, y algunas lecciones para Latinoamérica y Colombia
Los economistas Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson, acaban de recibir el premio Nobel de economía 2024, premio que recibieron con ocasión de sus postulados respecto del rol de las instituciones en el crecimiento y la prosperidad económica de un país o una sociedad, o dicho de otra manera por explicar ¿por qué algunos países son más pobres que otros? y la respuesta que encuentran son ¡las instituciones!
Al respecto, los modelos convencionales de crecimiento neoclásico (Solow, Cass, Koopmans, Romer o Lucas) dan por sentados que los derechos de propiedad en una sociedad están bien definidos, que los agentes intercambian bienes y servicios en los mercados, y que por tanto, las diferencia en crecimiento de un país a otro pueden explicarse como consecuencia de dotaciones (¿con qué recursos físicos cuentan’) o la acumulación de capital humano (¿cuáles son las habilidades de los trabajadores?). Pero estos modelos neoclásicos omiten que el diseño de instituciones como los derechos de propiedad, los mercados, los contratos, son realmente la clave para el crecimiento económico, ya que estructuran el marco de incentivos para la inversión y la innovación (Acemoglu, Johnson, & Robinson, 2005).
Douglass North (Nobel de economía 1993), ofrece una definición de las instituciones que es canon en la escuela institucionalista de la que hacen parte los Nobeles de economía 2024.
“Las instituciones son las reglas del juego en una sociedad o, más formalmente, son las restricciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana (…) En consecuencia, estructuran los incentivos en el intercambio humano, ya sea político, social o económico” (North, 1993, pág. 4)
Por su parte, Acemoglu, Johnson y Robinson agregan que existen instituciones de naturaleza inclusiva e instituciones de naturaleza extractivas, y que la existencia de una u otras en una sociedad están directamente relacionadas con el nivel de crecimiento y prosperidad de esta. Las instituciones inclusivas son aquellas que propenden por una distribución equitativa del poder y de la propiedad privada, garantizando niveles más bajos de desigualdad y mayor garantía de derechos para sus ciudadanos. Mientras que las instituciones de naturaleza extractiva se caracterizan por permitir la consolidación de la monopolización del poder económico y, consecuentemente, la concentración de recursos y riqueza en pequeños grupos de la sociedad.
Si bien las instituciones en abstracto, como factores determinantes del desempeño económico, ya habían sido estudiadas por autores fundadores de la escuela institucionalista como el propio Douglass North y Robert Thomas (1973), la diferencia está en que Acemoglu, Johnson y Robinson encuentran que el problema de las instituciones está más lejos y tiene una raíz más profunda en la historia que lo que pensaban los autores anteriores. Para el caso del continente americano (incluyendo los países de Norteamérica y Sudamérica) las disparidades en el crecimiento de sus países encuentran su explicación en las instituciones de la época de la colonización y de las migraciones provenientes de Europa hace cerca de 500 años. La herencia de las instituciones de esa época no fue homogénea en el continente americano, y eso explica las disparidades actuales en los niveles de crecimiento.
Esta heterogeneidad en las instituciones permiten evidenciar la existencia de un patrón entre: (i) la perspectiva de colonización y (ii) la prosperidad de la nación. Para el caso del continente americano, las zonas que eran más atractivas para los colonizadores, de cara a establecer un asentamiento permanente, fueron objeto de instituciones inclusivas, como la zona que hoy es Norteamérica. Mientras que, las zonas menos atractivas para asentarse en ellas prolongadamente fueron objeto de instituciones extractivas, que se caracterizaron por permitir e incentivar la explotación y apropiación de recursos, para posteriormente abandonarlas, como por ejemplo, la zona sur del continente americano.
Sin embargo, el patrón no se queda en el deseo o no de establecer un asentamiento permanente en los lugares colonizados o a los que llegó la migración de Europa hace más de cinco siglos, sino que por el contrario, explica y se extiende a la prosperidad de los países y Estados que posteriormente se fueron formando en el continente. La costa este de la zona norte del continente en la época de la colonización era relativamente pobre en términos de dotaciones, recursos naturales y minerales. Mientras que más cerca del trópico, la zona sur del continente se destacaba (y se sigue destacando) por su mayor riqueza ambiental y recursos naturales. Sin embargo, es evidente las disparidades actuales en niveles de crecimiento económico al observar a países como Estados Unidos o Canadá y compararlos con la gran mayoría de países de Latinoamérica y el Caribe.
En este contexto, y de cara al derecho, el aporte del enfoque (neo)institucionalista, y en concreto, la lectura de Acemoglu, Johnson y Robinson, debería ser un componente fundamental de la formación y la investigación jurídica, lo que reitera la importancia del “análisis económico del derecho” especialmente para jueces, reguladores y abogados.
En efecto, de acuerdo con Salomón Kalmanovich (2003) la denominada escuela neoinstitucionalista incluye un apartado en que se funden el “derecho” y la “economía”. En este orden, si los derechos de propiedad (como caso de instituciones) no están bien definidos en las normas jurídicas o no están asegurados ni son defendidos por el Estado (considérese la forma en que funciona la justicia civil), es difícil que se puedan profundizar y extender los mercados, y sin estos últimos, más difícil será que ocurra el crecimiento económico. En general, los legisladores, los jueces, y los juristas suelen omitir que el material con el que trabajan a diario: las normas jurídicas, los fallos judiciales o los contratos, tienen profundas consecuencias en el crecimiento y el funcionamiento de la economía de un país, y de eso se trata precisamente el “análisis económico del derecho”.
No obstantes, es importante resaltar que, encontrar la raíz del problema en instituciones de hace más de 500 años y los aportes de los Nobeles de economía 2024 no solo sirve para explicar las disparidades respecto del crecimiento económico sino también para comprender causas y soluciones de profundos problemas sociales actuales de desigualdad, pobreza y violencia, lo que supone importantes lecciones para países latinoamericanos, incluida especialmente Colombia.
Al respecto, de los tres ganadores del Nobel de economía 2024, James A. Robinson ha estudiado con especial atención el caso colombiano, lo cual ha documentos en diversos textos. A manera de ejemplo, en su artículo “La miseria en Colombia” (2016) Robinson analiza la persistente pobreza y violencia en Colombia, atribuyendo estos temas a la persistencia de instituciones extractivas en la política del país. Estas instituciones suponen la concentración del poder entre élites, lo que conduce a que Colombia sea un estado débil e ineficaz. La concentración de poder se traduce en oportunidades y recursos limitados para la mayoría, perpetuando la pobreza, y la debilidad e ineficacia estatal ha exacerbado la violencia, ya que las personas a menudo recurren a la lucha por los escasos recursos y oportunidades. Es cierto que, con el tiempo, las instituciones colombianas se han vuelto menos extractivas debido a los esfuerzos de la élite para abordar las contradicciones internas entre instituciones extractivas e inclusivas, pero estos esfuerzos han reducido muy lentamente la naturaleza extractiva de las instituciones colombianas.
Sin perjuicio de este panorama, James A. Robinson ha asegurado en decenas de ocasiones que somos un país con bastante potencial –que no se aprovecha– para dar un salto de crecimiento y resolver nuestros problemas sociales de pobreza, desigualdad y pobreza, lo cual sugiere una serie de debates y múltiples preguntas ¿Cómo aprovechar ese potencial de que habla Robinson? ¿Cómo enfrentar nuestros problemas sociales en un país donde quienes acceden al poder se benefician de las instituciones extractivas y tienen pocos incentivos para desconcentrar el poder? ¿Cómo acelerar el cambio de instituciones extractivas a inclusivas? Al respecto, pareciera fácil afirmar que, lo que debemos hacer es simplemente cambiar las normas para garantizar un mejor futuro para todos, pero en realidad es bastante más complicado que ello. Los cambios en las normas jurídicas son una parte, pero se requiere un extenso proceso de transformación social en el que el gobierno de turno tiene un rol relativamente marginal. Es necesario un cambio cultural, social, es decir en las instituciones informales, y es ahí donde está el mayor reto que tenemos como sociedad.
Autores
Daniel Alejandro Monroy
Daniela Rincón Romero
Bibliografía
Acemoglu, D., Johnson, S., & Robinson, J. (2005). Institutions as a Fundamental Cause of Long-Run Growth. En P. Aghion, & S. Durlauf, Handbook of Economic Growth (págs. 385-472). Elsevier.
Kalmanovitz, S. (2003). El neoinstitucionalismo como escuela. Revista de Economía Institucional, 5(9), 189-212.
North, D. (1993). Instituciones, cambio institucional y desempeño económico. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.
North, D., & Thomas, R. (1973). The Rise of the Western World: A New Economic History. Cambridge: Cambridge University Press.
Robinson, J. (2016). La miseria en Colombia. Desarrollo y Sociedad, 76, 9-88.